martes, 21 de junio de 2011

La Divina Comedia



Cuando la joven mente es una fábrica produciendo sueños e ilusiones, siempre hay alguien dispuesto a criticar el producto acabado. Aquí os dejo un informe realizado en una joven fábrica hace ya muchos años, y como os he pedido en otra ocasión, sed benevolentes.

La Divina Comedia

Desde el hueco de su cama deshecha,
desde la soledad de su habitación en tinieblas
o desde el borde de la lacónica ventana abierta
se yergue la figura del semihombre que contempla
la huida cada vez más pronunciada de sus quimeras:
la torpe, nobel y caricaturesca
representación de su vida en la escena
de un viejo teatro de tercera.

Al final, un público impasible sopesa
el buen hacer de los actores, sin tener en cuenta
lo que el autor, acaso un poeta,
representa
en un poco importante teatro de tercera,
de esos que por millones se encuentran
en ciudades con miles de segunda y decenas
de teatros de primera.

Unos aplauden, otros silencian,
y otros, descontentos abuchean.
Mientras, el autor espera
la llegada de la prensa matinal, la dura y feroz crítica ajena.

Desde el borde de la lacónica ventana abierta
el semihombre contempla con tristeza
la huida cada vez más pronunciada de sus quimeras,
al par que en un viejo teatro de tercera
baja suavemente el telón al acabar la Divina Comedia.

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