Dice Soraya Sáenz de Santamaría que el PP quiere que los magistrados del Tribunal Constitucional lo sean con carácter vitalicio, como se viene haciendo en algún otro país, en alusión clara a los Estados Unidos.
Es una medida que requeriría una modificación de la Carta Constitucional que necesitaría un pacto de Estado con el PSOE, pero qué duda cabe de que en esta negociación, si se produjese, ellos confían en que su situación futura post-electoral les diese un papel más decisorio a la hora de conformar la estructura del tribunal y repartir las vacantes entre conservadores (los jueces propuestos por el PP) y progresistas (los propuestos por el PSOE) con mayoría clara conservadora. Y eso no se podría modificar, de conseguirse, mientras no se retire o fallezca un juez.
A pesar de que José Luis Ramírez, portavoz de Jueces para la Democracia ve esta propuesta vinculada a discrepancias del PP con algunas sentencias del Constitucional como, por ejemplo, la reciente sobre Bildu, o que Marcelino Sexmero, de la organización judicial Francisco de Vitoria piensa que el desprestigio del máximo organismo constitucional tiene mucho que ver en el modo en que se comportan las fuerzas políticas en los nombramientos de los jueces que lo componen, el partido ahora en la oposición piensa llevar esta propuesta en su programa electoral.
Así, este pequeño “golpe de estado” judicial sería aprobado en plebiscito junto con el programa de los populares, escondido, con letra pequeña, para que nadie lo viese, y los medios de comunicación, la mayoría afines a los conservadores, pasarían de soslayo por la noticia. ¿Alguien duda de que esto sea democracia? Que le pregunten a los representantes de IU, UPyD, CC, PNV, CIU y demás partidos políticos.
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