No sé vosotros, pero yo hecho de menos ya la asamblea que, desde la República de Sol o desde la Plaza de Cataluña, o desde cualquier otra plaza ocupada de las ciudades de España, entregue la representación del movimiento 15-M a alguien o algunos portavoces que lleven las propuestas a la Cámara de Diputados de España. Es preciso también que estas protestas sean plasmadas en un papel y sometidas a la voluntad popular que, con su firma, consiga el suficiente número para que sean debatidas en el Congreso.
Esto no es un Mayo del 68, aunque se le parezca algo; no pide el ascenso del marxismo al poder por encima del que otorgan las urnas. Lo que pide es una serie de puntos a los que muchísimos españoles le damos respaldo. Tampoco es un movimiento violento, que se organiza con grupos armados para enfrentarse al poder establecido, como ocurrió en Francia. Pero, como el Mayo del 68, no es un movimiento popular que cuente con el apoyo de la mayoría de los grupos a los que beneficiaría: estudiantes, trabajadores, etc.
Personalmente, lo que más echo de menos es que alguien del Gobierno o de la Oposición se reúna con ellos, los escuche y sondee a la opinión pública para ver hasta donde las propuestas del Movimiento tienen aceptación entre los españoles. Pero mucho me temo que ni los escucharán, que el Gobierno está esperando que la gente de las ciudades se canse u olvide y mueran las posibilidades de la reforma que se solicita. De Rajoy y los suyos ni hablamos.
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