viernes, 13 de enero de 2012

Ahí me las den todas



La Iglesia católica, siempre la Iglesia. Generando controversia en todos los temas, pretendiendo convertir España en un estado teocrático similar a los estados islámicos en los que gobierna la sharia, aunque con distinto credo... En su punto de mira siempre el dinero de los acólitos (del latín "los que siguen...") protegidos por su manto, su herencia; por eso las viudas, tras la guerra civil, no se debían volver a casar (sus hijos habían muerto en la guerra) y los ordenados sacerdotes tampoco,... ella era en la mayoría de los casos la heredera de última hora, y por tal motivo recibía herencias y donaciones muy cuantiosas. Un patrimonio muy apetecible.

También pretende influir en otros órdenes de cosas: la orientación y la educación sexual, el control de natalidad, el matrimonio (tiene la exclusividad y la patente del estado civil casado registrada), la moralidad, las ideas,... la ética en definitiva, pretendiendo que todas ellas sean consideradas desde el punto de vista de la religión católica, la única y exclusiva, la generadora de la realidad de España y de Europa como si en aquel mundo oscuro de la edad media el mundo islámico no hubiera tenido nada que decir a pesar de sus aportaciones a la ciencia, medicina, agricultura o arte.

Pero lo que más me llama la atención es el papel de "chulo" que pretende arrogarse. La Iglesia contrata trabajadores: enfermeros, celadores, maestros, etc. para hospitales, residencias o colegios, pero pagados por el Estado, sin oposiciones, elegidos a dedo de entre sus seguidores. Y si alguno se sale de la senda por ella marcada o, independientemente del desempeño de su labor en su vida personal adopta la decisión que considera más oportuna, lo pone de patitas en la calle. Y le da igual que sea o no procedente el despido; total, es otro el que paga... Es como el dicho aquel de "pa' chulo...yo, y pa' las hostias...éste (y se señalaba al primo el de Zumosol)"; o aquel dicho tan utilizado en nuestra literatura de "ahí me las den todas", en alusión a las bofetadas que recibió un alguacil enviado por el alcalde a cobrar una multa y que recibió, en lugar del dinero, dos bofetadas destinadas para el que le envió a cobrar la deuda, y la respuesta jocosa e irónica del alcalde a la narración del alguacil cuando estuvo de vuelta.

En este caso le ha tocado el turno a Resurrección Galera Navarro. Fue despedida hace 11 años de su puesto de maestra de religión en Almería por haberse casado con una persona divorciada. Aquí no cuenta cómo ejercía su labor docente de profesora de religión, para lo cual creo que hay que tener grandes conocimientos de religión independientemente de cual sea el estado civil de quien imparte las clases, sino lo que hacía en su tiempo libre, su vida personal, y su Romeo era un hombre divorciado. Si su caso hubiera sido de nulidad matrimonial concedida por la Iglesia previo millonario pago, otro gallo le hubiera cantado a Resurrección, pero no fue el caso. Se fue a enamorar y casar con una persona divorciada. "Vade retro, satanás".

Ahora el Tribunal Constitucional rechaza la sentencia dictada contra Resurrección por el Tribunal Superior de la Junta de Andalucía y, sin posibilidad de apelación, obliga al... ¡Estado! a indemnizar a la docente con todos los haberes no percibidos por el despido no procedente efectuado por el episcopado. De volver a su puesto de trabajo, mejor ni hablamos. ¡Y luego hablan de la pérdida de vocaciones y simpatizantes!

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