viernes, 21 de octubre de 2011

Adiós a las Armas



Cuando el aspirante a dictador (he de reconocer que en mi juventud lo admiré) José Antonio Primo de Rivera afirmaba que había casos en los que "no hay más dialéctica admisible que la dialéctica de los puños y de las pistolas", aún no había nacido la banda terrorista ETA. No sé si el modelo lo aprendieron leyendo sus Obras Completas o si lo hicieron en las sacristías vascas en las que los sacerdotes jugaban a ser un Dios vengador para el que el fin justificaba los medios, y cambiaban el quinto mandamiento "No matarás" por un maquiavélico "Mataremos para conseguir nuestros fines".

Recientemente han anunciado "el cese definitivo de la violencia", su violencia, que habría que matizar, y no tenemos aún claro si reír o llorar. Siempre es bueno que nuestro agresor diga que va a dejar de agredirnos, pero ya lo ha dicho otras veces y nos ha dado un palo cuando menos lo esperábamos. Y no entrega sus útiles de tortura ni da un paso al frente a cara descubierta para que podamos controlar que no vuelva a hacerlo. No sé, pero más bien me parece que ha hecho una operación de apoyo político al partido Bildu para que arrase en estas próximas elecciones del 20N y cambiar el sentido del voto vasco hacia posiciones más abertzales como paso previo a la independencia.

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