martes, 31 de mayo de 2011

Algo Huele a Podrido en Guinea Ecuatorial





Es triste que Guinea Ecuatorial, que tiene una Renta Per Cápita relativa de 14.941 dólares norteamericanos a 2008, producto de la venta de los 300.000 barriles de petróleo diarios que produce, principalmente, y de la venta de maderas nobles, cacao, algodón, café, etc., tenga a la mayoría de sus habitantes viviendo por debajo del umbral de la pobreza habiéndose convertido en el centro del tráfico de drogas en el África occidental y uno de los más corruptos del mundo. Los guineanos no tienen casi ningún servicio de los considerados imprescindibles por nuestra sociedad, como el agua corriente y la electricidad sin cortes de suministro.

Es triste que reyezuelos como Teodoro Obiang Nguema se enriquezcan teniendo a su pueblo en el borde de la supervivencia. Con una población próxima al millón de personas, la riqueza de materias primas debería servir para que el escaso pueblo guineano viviera con un nivel de vida bastante más alto del que tiene y con todas las necesidades cubiertas.

Digo todo esto porque acabo de recibir un mail de mi hermano José Ramón en el que me manda una fotografía en la que sale un proyecto que está realizando la ONG para la que colabora en Guinea, y después de observar la foto y máxime tras desviar mi atención a los detalles que mi hermano me indica, no puedo por menos que enfadarme.

La señora de la izquierda espera un camión al que le ha encargado, previo pago, que le lleve agua para llenar los bidones para poder beber, lavar, lavarse, limpiar la casa, etc., camión que le llevará el agua...o no. La señora de rojo, a la derecha, está apoyada en un pilar de los años 60 que España había instalado allí para proporcionar agua a toda la población, como era habitual en numerosas localidades de nuestro país en la misma época.

La diferencia estriba en que el señor Macías, tío de Teodoro Obiang y dictador que ocupó el poder en Guinea tras la descolonización española, hizo desaparecer todo rastro de lo que representaba la colonización, y entre otras cosas, desapareció el agua corriente de los pilares. Es curiosa la paradoja sobre cómo se obtenía agua a primeros de los años 60 del siglo XX y cómo se obtiene hoy, en pleno siglo XXI.

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