viernes, 2 de diciembre de 2011

La Maruja de Nou Barris, contra los Recortes Sociales en Cataluña



Se llama Maruja Ruiz Martos y es de Guadix, esa bella localidad situada en la falda norte de Sierra Nevada y una de las poblaciones más antiguas de la Península Ibérica, tan antigua, que muchas de las cuevas que en ella se encuentran estaban ya habitadas en tiempos que se pierden en la memoria. Fundada como ciudad por Octavio Augusto con el nombre de Julia Gemela Acci para asentamiento de los veteranos de la I y II legiones, en ella se llevó a cabo en el año 302 el Concilio de Iliberis o Elvira presidido por su obispo Felix. Tiene catedral, obispado, una locomotora de tren a vapor que fue utilizada en la películas "Indiana Jones y la última cruzada", "Doctor Zhivago", "El bueno, el feo y el malo", "La muerte tenía un precio"...

En Guadix nacieron, entre otros personajes, Pedro de Mendoza, fundador de Buenos Aires, o Pedro Antonio de Alarcón, escritor del siglo XIX, pero desde ayer podrá decir que los muros de su Alcazaba vieron también jugar de pequeña a Maruja, esa mujer pequeña pero de grandes convicciones que se marcharía a Cataluña, como tantos y tantos otros, en busca de un futuro mejor. Hija de padres represaliados políticos (su padre estuvo encarcelado por ser miembro de CNT al igual que su madre Maruja tras ser previamente rapada y paseada por el pueblo), afirmaba en una entrevista al diario Ideal que "lo único que me llevé de Guadix a Barcelona fue mi querida lengua", esa lengua tan hermosa que está siendo arrinconada en algunos rincones de España para "crear país", un país diferenciador y exclusivista.

Pero no traigo aquí a Maruja para hablar de la defensa que hace de la lengua de Cervantes o de sus paisanos Pedro Antonio o García Lorca, sino por ser una mujer de convicciones que no se vende por la medalla de honor de la ciudad que el alcalde de Barcelona, Xavier Trías, de CIU, le quiso entregar por su lucha en favor de la dignificación de la población inmigrante en barrios barceloneses. La traigo, sobre todo, por la labor que hace, por su conciencia crítica, su participación en la lucha obrera y su obsesión por ayudar a resolver problemas sociales, luchas que la habían hecho acreedora de tal galardón y que Maruja rechazó en señal de protesta por todos los recortes sociales que la Generalitat de Cataluña está llevando a cabo en aquella comunidad, recortes que, desgraciadamente, tanto van a afectar a las clases más desfavorecidas. A sus pies, Señora.

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