viernes, 9 de marzo de 2012

De Zapatero Bambi a Mariano en el País de las Maravillas



Que a José Luis Rodríguez Zapatero en sus inicios como líder de la oposición le llamaban Bambi por su crítica suave y comedida, y por el talante tierno que aportaba al debate, era harto conocido; eran los años anteriores a las elecciones de 2004, y con el pasar del tiempo y ya como presidente del gobierno, la oposición le pasó a denominar Alicia en el País de las Maravillas por aquello de afirmar que España estaba en la Champions League de la economía mundial, a punto de superar a Italia en el ranking de PIB por países, y que con superávit, nuestra economía iba de maravilla; más adelante pasaron a llamarle Pinocho por decir que en España no había crisis sino un principio de recesión (lo cual era cierto en un primer momento) y que “no llegaremos a los 4 millones de parados de ninguna manera” (frase en realidad dicha por el exministro Corbacho). Habían pasado más de 8 años entre un apodo y otro.

Pero hete aquí que llega al poder Mariano Rajoy tras las elecciones del 20 de noviembre de 2011, y antes de cumplir 100 días en el gobierno a cuya presidencia accede el 20 de diciembre, ya pretende establecer récords en la asunción de todos los apodos con los que bautizaron a su antecesor en el cargo.

Si en una campaña electoral sin exabruptos y llena de buenas intenciones que nos recordaban la época Bambi de Zapatero, afirmaba que mantendrían el nivel adquisitivo de las pensiones, o que no subirían los impuestos, que crearían 3 millones de puestos de trabajo, que no iban a abaratar el despido, que no habrían recortes en sanidad, o que iban a sanear las cuentas del estado gracias al incremento del crecimiento económico, nos hacía creer que España acabaría convirtiéndose nuevamente en aquel País de las Maravillas que soñaba Rodríguez Zapatero, la realidad de las medidas adoptadas por el momento lo ponen más en relación con Pinocho, y le ha crecido la nariz en un tiempo récord, el que ha tardado en disminuir el nivel adquisitivo de las pensiones rechazando su actualización con el IPC, subiendo los impuestos, incrementando el paro y afirmando que su evolución iba a ser “a peor”, abaratando el despido hasta niveles de casi gratuidad, recortando en sanidad, en investigación, en educación, o afirmando que España no crecerá hasta, como mínimo, finales de 2013.

Yo no sé si las promesas del Partido Popular en la campaña y pre-campaña electoral tuvieron mucho que ver en la victoria de Mariano Rajoy, o si fueron los incumplimientos de Zapatero en unos tiempos de crisis en los que él fue visto como el generador de la misma, pero lo cierto es que muchísimos de los votantes del partido en el gobierno, preferentemente los trabajadores y pensionistas, deberán sentirse estafados en sus esperanzas. O no, ¡quién sabe!; dicen que “sarna con gusto no pica”.

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